miércoles, 23 de junio de 2010

LA REGION Y SUS COSTUMBRES


LA NOCHE DE SAN JUAN
Al filo de la medianoche del 23 de junio, víspera del natalicio del profeta de la Iglesia Católica Romana, Juan El Bautista, en nuestra región guaranítica se realizan fiestas populares de características especiales.
La imaginería del pueblo con fuerte tradición religiosa, ha creado toda una batería de creencias, donde los devotos del Santo le hacen ofrendas de fe y además le piden favores especiales, sobre todo las solteras que tienen urgencias por el casamiento y aquellas hechiceras que adquieren sus poderes por traspaso de otra más vieja a la medianoche en vísperas de San Juan.
En algunos hogares, especialmente de los barrios humildes la gente enciende las "Luminarias de San Juan”, candiles adornados con finos y translúcidos papeles de colores. También se acostumbra a fabricar las "Lambras", especie de corona de luces compuesta de candiles de cebo con mechas de trapo, que colocado en media cáscara de naranja, se cuelgan en ramas utilizando finos alambres.
La antigua tradición de las fogatas, que solía observarse en la vieja Europa se tomó en esta parte de América y es habitual observar en la noche de víspera de San Juan, en los barrios de casi toda la parte de nuestra Provincia que tiene influencia guaranítica, las enormes "fogatas de San Juan", que se alimentan especialmente con ramas secas y cubiertas de automotores sin uso. Otra costumbre popular es el "Toro Candil", costumbre más arraigada en el Paraguay y provincias argentinas vecinas. Se fabrican máscaras, a las que se adosan trapos embebidos en combustibles de lento consumo (generalmente kerosén o gas-oil) Con la máscara que representa al demonio, los participantes del fuego se persiguen en sana algarabía. En muchos lugares se le agrega al juego del toro candil el de la "Pelota Tatá". Una bola de trapos se empapa de combustible y es lanzada al ruedo donde se juega y los niños y jóvenes, patean ahuyentando al demonio. La quema de muñecos, es una práctica casi perdida en esta época. Hasta no hace mucho tiempo, sobre todo en las parroquias barriales se reunían los vecinos para la misa formal que dicta la liturgia católica y luego seguía la fiesta popular con baile y quema del muñeco que en esos actos representaba al demonio. A todas estas prácticas populares, debe agregarse la cantidad de pruebas que realizaban las solteras para conocer a su futuro esposo, las hechiceras, los fanáticos que pretendían adquirir destrezas especiales, y por supuesto el “Tatá yejhasá” (cruce de brasas).
Constituye esta una de las prácticas paganas, o adaptaciones del pueblo común al ritual oficial de la iglesia, más impresionantes en toda el área de influencia guaranítica, y también en el interior del Chaco. Constituye un fenomenal acto de fe. Porque afirma la tradición popular que aquel que tiene firme su creencia el santo lo protege y puede pasar descalzo sobre un colchón de brasas al rojo vivo. Claro que no siempre le va bien al corajudo que se anima a demostrar públicamente su fe. Cuando sufren graves quemaduras algunos pasadores, el pueblo encuentra los justificativos para no perder su fe. Afirman por ejemplo que las brasas tenían demasiado cenizas, o el creyente tenía los pies húmedos, que la leña utilizada no era "campana" (leña seca que al golpearse suena como campana), y otras afirmaciones tan descabelladas como las descriptas. La quema de la madera campana debe hacerse durante tres horas, y la pila también debe tener una altura de 3 metros. En Misiones se usa leña de naranjo y en la región chaqueña y correntina, usualmente se utiliza jacarandá, ñandubay, ñapindá o garabato. Toda esta leña tiene la característica de tener bajas calorías. Terminada la quema se extiende un colchón de brasas de 5 ó 6 metros de largo con un espesor de 10 cm. Algunos afirman que de debe pasar en pareja. Es condición indispensable al concluir de pasar esta vereda ardiente gritar “Porque San Juan lo quiso”.

Tatá Jejhasá


Toro Candil


Pelota Tatá

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